“Hoy es la sociedad la que produce, y el hombre el que consume. Todo el mundo puede criticar, forzar, desmitificar y proponer reformas, pero deberá permanecer dentro del sistema: no se le permite ser libre. Una vez creado un objeto, hay que acompañarlo. Así lo manda el sistema. No se puede frustrar la expectativa; si ha asumido un papel, el hombre debe seguir recitándolo hasta la muerte. Todos sus gestos han de ser absolutamente coherentes con su actitud anterior, y deben prefigurar el futuro. La salida del sistema significa una revolución. Así, el artista, como un nuevo juglar, satisface los consumos refinados y produce objetos para los paladares cultos. Si ha tenido una idea, vive para ella y de ella. La producción en serie le obliga a producir un único objeto que satisfaga el mercado hasta la adicción. No le está permitido crear y abandonar el objeto en su camino; debe seguirlo, justificarlo y canalizarlo; el artista debe ocupar el lugar de la cadena de montaje. Tras haber sido estímulo impulsor, técnico y especialista del descubrimiento, se convierte en engranaje del mecanismo. Su actitud se ve condicionada a ofrecer sólo una correptio del mundo, a perfeccionar la estructura social, pero nunca a modificarla y revolucionarla. Aunque rechace el mundo del consumo, resulta ser un productor. La libertad es una palabra vacía.” … “El cambio que se debe producir es, por tanto, el del regreso a unos proyectos limitados y subsidiarios en los que el ser humano sea el eje de la búsqueda, y no el medio y el instrumento.”.
Este texto no es propio sino una apropiación parcial e interesada. Su autor es Germano Celant, data de 1967 y se titula Arte Povera. Apuntes para una guerrilla[1]. No deja de ser curioso que actualmente sea Senior Curator del Solomon R. Guggenheim Museum de Nueva York , en el 67 lanzando piedras, ya sean estas manifiestos, y actualmente ... pero bueno nada nuevo sobre estos lares. Y lo que he leído y he visto por él comisariado me ha gustado (palabra poco acertada para hablar de Arte, demasiado superficial).
Pero lo que a mí me interesa, en este caso, no es la ubicación actual de G. Celant, si lo del Arte Povera fue o no un invento, estructurar discurso entorno a la obra de una serie de artistas que carecían de estructura. Eso es lo de menos.
[1] Extraído de Aurora Fernández Polanco. Arte Povera. Ed. Nerea, Madrid, 2003, pág. 99 a 103.
Juan Carlos Estudillo
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